Motorama - Horse

La compra de nuestro tiempo nos convierte en partícipes de los hombres grises (personajes de un extraordinario cuento que leí hace “tiempo”). El sistema sojuzga en extremo nuestro tiempo. Como producto de los adelantos tecnológicos el hombre gozó de mayor tiempo libre, pero la libertad es peligrosa para la permanencia del sistema; un hombre que hace un uso positivo del ocio dedicará su tiempo en pensar, escribir, llevar su imaginación a reflexiones que pondrán en duda –inclusive- su estadía en la vida; por ello se teme al pensamiento, aún más que a la muerte o a la ruina –tal y como lo mencionó Russell en el siglo pasado-.

Para contrarrestar ello, el sistema generó medios de consumo masivos que llevan el ideal de la compra a la comodidad del hogar, pues es la búsqueda de comodidad el principal desliz humano. En nuestro tiempo vivimos imbuidos en una sociedad que parece haber perdido la razón; algunas veces, mientras camino por las calles –me encanta salir a caminar- veo cientos de cosas que me entristecen aún más de lo que me ha generado cualquier encabezado de los periódicos de mi país, la publicidad se difunde en millones de espectaculares que regalan no solo la felicidad, sino la excitación del deseo sexual con mujeres voluptuosas que miran directamente a tus ojos como queriendo murmurar el ansia de ser violadas. Ellas son los títeres del sistema y el hombre está extasiado y embriagado de ellas como si pasara por su garganta el gusano de mezcal. 

Me resulta difícil entender cómo existen personas que necesitan pagar sumas exorbitantes para comprar una noche de diversión en algún bar de la ciudad, o peor aun asistiendo a algún parque de juegos mecánicos, asistir a salas de cine –el peor lugar para disfrutar de una buena película-, o exacerbar sus cualidades para obtener compañía momentánea. 

La extrañeza que me genera esa gente, la mayoría de la población, seguramente se deba al hecho –bien conocido por mis amistades- que refleja mi tendencia hacia la vida ermitaña. Tal vez a eso se deba parte mi carencia entendimiento hacia la edad contemporánea y mi deteste hacia los líderes del sistema social; soy un loco más para los extasiados de civilización. Tanto ellos como yo tenemos opiniones encontradas, al menos coincidimos en algo.

Soy un hombre de gustos sencillos; cigarros, algunas veces alcohol, música, libros y el trabajo de naturaleza idealista y labor creativa alimentan mi felicidad. 

Mi último aburrimiento se ve reflejado en el cambio entero de interface de este sitio que cuenta con poco menos de un millón de visitas en poco más de dos años. Algo que no me imaginé alcanzar cuando fundé el sitio en aquellos días de estudiante de psicología, días en los que me encontré en el ocio.    

Distintos momentos han pasado por el blog, hace años, mientras sostuve una relación preciosa y conflictiva con una mujer, pensé en cerrar el sitio. Los efectos de esa relación se extendieron a mis labores cotidianas, por fortuna ambos nos enteramos de que nuestra compatibilidad en gustos generaba una incompatibilidad emocional. Me hubiese arrepentido de cerrar este lugar de descarga; más allá de lo que digan las estadísticas o la gente que me critica por este medio –pareciera ser que soy muy importante para ellos, más importante de lo que soy para mí mismo- este lugar es reflejo de la labor creativa de un solitario que tiene unas cuantas patrañas por decir y enseñar; u  sitio que escapa a la venta, que no se cuadra con el Status Quo y que genera en mí una gran satisfacción al saber que soy de aquellos que aún hacemos alguna especie de trabajo sin un interés económico de por medio.

Deberían existir más personas que significasen su vida más allá de sus posesiones y prejuicios que les impuso la civilización. Pero ello denotaría un abandono de su severidad, un aprovechamiento distinto de su tiempo y el someterse a la crítica materialista desinteresada. Labor nada fácil, menos aún en un paradigma existencial donde “el tiempo es dinero”. Ya llegará, cuando nuestra retorcida y enferma mente sea sometida por el proceso natural de evolución de los sistemas de intercambio social.

Ahora bien, para los que llegaron hasta aquí en la lectura seguramente han de estas cansados de perder el tiempo leyendo reflexiones que no comparten. Que al fin de cuentas son obviedades. Así que a lo que compete.

Difícilmente podríamos encontrar calidez en la expresión humana proveniente de una climatología caracterizada por la frialdad. El pensamiento es un producto situado, la conciencia se encuentra vomitada en el mundo y no hay diferencia entre esta última y el lugar donde se presenta; es decir, las posturas que sostienen como tesis que la conciencia es una cosa distinta a la vida y a la experiencia me resultan patrañas. La fenomenología nos ha proporcionado amplios argumentos al respecto.

¿Cómo pedir algo cálido en un cuarteto Ruso? No he encontrado ello ni en su música ni en sus letras, menos aún en sus políticos, recordemos a Stalin…un risueño sádico; o al Zar Ivan, un producto químicamente malvado. 

Aun así no solo la calidez es exquisita. Aquellos que aún saben amar tienen claro que él está en comunión con la tristeza, la felicidad y la unión, el amor es el hecho sociabilizador por excelencia. 

Motorama, una banda Rusa que rescata la propuesta de la música maldita del Manchester de los 70s y 80s es bien conocida por ustedes. Antes del día de hoy se habían posteado dos discos, hoy llega un tercero, Horse.

Para aquellos no familiarizados, escuchar un poco de esa frialdad y obscuro romanticismo: 

Cometas y nubes están sobre mí, nuestros corazones serán más pesados. Ahora recuesta tu cabeza en la mía sintiendo el tacto de las sabanas de mi cama, entregando tu mano y haciendo las mentiras a un lado cortaré tu cabello en una sabática tarde. Pero tus parpados, como cascaras vacías me hacen sentir debilidad...este largo sueño me hace sentir debilidad 

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