Will Durant - The Story Of Philosophy

La vida es un fenómeno complejo. Me encuentro convencido del carácter descriptivo de la ciencia. La explicación cientificista nos habla de mecanismos, de funcionamientos; pero, nunca sabremos qué es una máquina solo por el conocimiento del cómo funciona ésta. 

Somos una raza extraordinaria, la más majestuosa que podemos conocer hasta ahora; nuestra grandeza estriba en las preguntas que hacia nosotros generamos desde los primeros años de existencia, el carácter de necesaria concientización de los fines últimos de la existencia. Pero, como todo lo extraordinario, nuestra especie es peligrosa; mientras más peligrosa sea, más extraordinaria podrá ser. 

Todo niño llega al mundo permeado de un instinto filosófico, éste es carácter humano expreso en la base de todo cuestionamiento realmente importante ¿qué es la vida?, cosa para la cual los adultos –al igual que los niños- no tenemos respuesta. En dicha formulación se encuentra instituida nuestra mente, entendiendo por ella el carácter potencial del cual nos habló Aristóteles. Todo ser humano tendrá la posibilidad de ser un ente filosófico, pues ello, a diferencia de cualquier otra actividad profesional, no se hace en las instituciones académicas escolarizadas; la vida es la academia del filósofo; su cenit, la reflexividad; su razón, la crítica epistemológica; y, su conducta social, la moral. 

La mutación de la bestia al humano es función directa de la clase de alimento que nutra lo segundo y que vomite lo primero; podrá ocupar su época lactante en succionar del pecho del aparato televisivo, de las drogas enajenantes, de la reproducción de placer físico, del odio como justificación de su pútrida moral y, de esta forma, alinearse al ejercito de la sinrazón. Podrá hacer todo ello para garantizar el escape de sí mismo, de su soledad, pues siempre estará acompañado. Lo bestial está en la manada. 

La grandeza del humano está en la posibilidad de elección, el filósofo es netamente solitario por necesidad, su inteligencia posibilita la flexión de objetivos y conducta; el filósofo aún puede elegir. Podrá superar a la bestia, podrá tomar el vino sagrado del conocimiento histórico y embriagarse con él, preguntar en torno a su existencia diaria y conflictuar con fines creativos, mantener el carácter firme y combativo aún a costa del supuesto internacional del beneficio en la naturaleza de la estabilidad, ser un héroe de su época al renunciar a la fama, a la permanente estabilidad y hacer de la burla hacia él la contemplación del descaro patético de las bestias que renunciaron a la oportunidad de ser genuinos seres humanos. El filósofo es un mar turbulento.
 
Podrá ser águila o serpiente; ser filósofo o simplemente una cosa sin identidad, carente de personalidad…ser la serpiente que se arrastra y muerde cobardemente, o ser el águila que traga esa serpiente ignorante que se ha comprometido con un estado de lamentable bienestar. 

La filosofía es el estrato intelectual que permite el poder sufrir como humano y dejar de sufrir como bestias. 
 
La filosofía posibilita la genialidad artística que es la contemplación más alta de los propios fines animales.
 
La filosofía es sangre que corre por las venas de aquellos valientes que han mirado y enfrentado a un mundo marchito.

El filósofo es la concreción del David. La bestia es la concreción del Goliat. El contexto…todos los periodos históricos descritos y por describir; inclusive, los prehistóricos, antes de que las funciones lingüísticas fueran estandarizadas. 

Will Durant fue ese David que de la mano de Ariel, como hacía llamar a su esposa (más de 63 años de matrimonio, algo admirable), nos trajo la historia de la civilización como una historia de la filosofía. Ente fantasmal que habla a nuestro oído con la omnipresencia de aquel que ha amado tanto la existencia que despreció el dejar que ella lo sometiera al rigor dictatorial de la sociedad del consumo. Una sociedad de conocimiento que no conoce algo, una sociedad del consumo que desecha lo comprado, un tiempo perecedero que agota las ganas de vivir y alimenta las ganas de morir, que cálceme, que materializa todo para hacerlo fugaz y que al fin y al cabo, nos matará; pero que solo en los débiles pondrá su bandera internacionalista como estandarte a la miseria de la justificación que tienen las bestias. 

Bestias; aquellos que descuartizan humanos; bestias, aquellos que hacen la guerra a la guerra; bestias, aquellos que duermen a la primera página leída; bestias, aquellos que han hecho de la acumulación de capital su fin en la vida; bestias, aquellos que camuflagean su pequeñez con símbolos delirantes de grandeza. 

He a aquí una magnífica obra de historia, una pulida lengua filosófica casi perfecta, una de las mejores compilaciones de filosofía que se realizaron en el siglo XX, un libro que serviría de “modelo” para todo aquel que se ha aventurado a la generación de una empresa reflexiva, descriptiva y explicativa de aquella máxima cartesiana “pienso, luego existo”.

Pues, la existencia es esto; es pensamiento. 

The Story Of Filosophy es impactante de principio a fin. Con intención de mantener la coherencia, el grado poético en la descripción del pensamiento que se refleja en el trato minucioso que Durant realiza de los grandes héroes de la humanidad, Platón, Nietzsche, Dewey, Spinoza, Schopenhauer, Russell, Kant, Bacon y otros más que componen este libro de filosofía hecha poesía, contemplaremos el grado artístico de la escultura griega apolínea y su música dionisiaca, todo ello llevado de las letras a la imaginación, entenderemos, sí aprendimos a ser humanos, el origen de la tragedia humana. Y podremos disfrutar de ella tal y como lo qué es: el carácter último de la vida…¿cuál? cada lector tendrá la última palabra.

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(Will Durant & Ariel)