CRASS - Semi Detached (Video Collage) & Penis Envy

El anarquismo fue un tema tangencial para los Sex Pistols, banda trampolín de promoción del nihilismo generacional británico. Con él hicieron fortuna y fama, pero nunca fueron anarquistas; solo músicos que habían desarrollado un estilo en el cual las revoluciones por minuto características del rock se triplicaron, los temas de canto atrajeron una versatilidad que arrebató a los académicos la crítica social facilitando que el ciudadano común pudiera hablar sobre su gobierno y su estilo de vida de manera directa por medio de la música. De esta forma, el punk se justificó como el sonido de la gente a pie, del británico que día a día vive,  sufre  y ríe en su realidad y, así, se extendió como un género de clase, la proletaria, que tarde o temprano experimentaría los cambios que sufrió dicha clase con la entrada de las políticas neoliberales que hicieron lo posible por imponer medidas que minimizaran la carga de protesta social, lo cual se logró por medio del eslogan político de la social-democracia, las modas, la ideología del consumo y el deteste y ridiculización de los peldaños del anarquismo.

The Clash, considerada ser la banda más importante después de Sex Pistols, se presentaba como la crítica sonora politizada por excelencia mientras firmaban jugosos contratos en grandes multinacionales bajo el cliché del comunismo ruso como el sistema político del futuro –un comunismo que, ahora ya podemos decirlo sin pelos en la lengua, era un autoritarismo totalitario-. Sumatorio a lo anterior, The Clash fueron hondamente racionalistas al crear sus temas, dejaban poco, o ningún espacio, para la experimentación e improvisación; sonaban demasiado perfecto para ser una banda netamente punk, eran bien digeridos por escuchas de los más diversos gustos y gozaban con ello. Estaban versados en teoría musical, demasiado para ser punks.

Del otro lado del globo, el Hardcore ya se encontraba haciendo rebotes en el CBGB y mandando a cientos a las cárceles del estado en cada celebración de conciertos; él era un estilo más activo, rudo y barbárico que trajo las crestas como denominativas visuales del punk. Pero no tenían ideología, ellos habían aprendido a ser en las calles y pensaban que de la vida de un vago interpretaba la suya. En el Harcore, los autodenominados anarquistas no dejaron de ser nihilistas, de buscar la destrucción como fin y nada como principio. Era un género musical sin profundidad, no existía una filosofía que a plenitud sirviera como pivote para justificar sus actos. Ni Patty Smith tenía un matiz distinto a su audiencia, la amargura daba el dictado a toda su música. 

Era indispensable partir de principios disímiles a los musicales si se quería cambiar los estilos de vida y lectura que se hacia de la radicalidad. El punk en su etapa comercial era contrario a lo que aseguraba ser; los punks habían sido vertidos en la granja de la domesticación social, eran demasiado ordenados, demasiado sistemáticos, previsibles y antiprogresistas. Ellos no entendieron que el progreso y el orden son antitéticos, que el progreso es un producto dinámico, y que la dinámica, lo cambiante, solo existe en el desorden. Y él había –y aún es- sido satanizado por los gobiernos social-demócratas. 

Dos cruces; la suástica nazi y el cadáver del cristiano crucificado; una bandera, la británica; y, confluyendo en la periferia de esta amalgamación, dos cabezas de uróboros devorándose entre sí. El logotipo de la banda representa la autodestrucción de la autoridad.     

La carga del sarcástico humor británico en construcción con los horrores de Orwell, los tormentos románticos de Rimbaud, el antinaturalismo metafísico de Huysmans, el autodominio proudhoniano y la juventud kerouaciana en la época de las comunas Walden promovieron las figuras literarias élite para formar lo que sería la primera banda anti-punk anarquista que sufrió la persecución directa del gobierno británico de Margaret Thatcher hasta generar su disolución en el mítico año que desde el principio se había establecido como el final del grupo, 1984. 

El activismo político de la banda fue reflejo de la forma en que CRASS  entendió lo qué es la existencia humana. Los primeros en vivir como colectivo y bajo sus ingresos como grupo autogestionado –recibía un número impresionante de ofertas para grabar con enormes compañías discográficas, ofertas que nunca aceptó- crearon video collages, películas, exposiciones de arte, performance multimedia, una casa discográfica, tirajes periódicos y atiborraron de pintas de aerosol todo el metro de Londres promoviendo el activismo político, organizando cientos de eventos políticos en el Imperio británico, haciendo del anarquismo una realidad directa para la música contemporánea. 

Steve Ignorant, Penny Rimbaud, y Eve Libertine fueron las figuras más citadas  de CRASS como grupo musical; pero a sus costados, pues la música solo era una arista de sus múltiples actividades, hay nombres de pintores, artistas visuales, escritores y escultores que compartieron el ideal pacifista del activismo político, los derechos de los animales y el ecologismo. Ellos fueron los primeros en realizar protestas antiglobalización, protestas comunes para el siglo XXI durante los eventos donde los bloques económicos deciden la política económica y militar a imponerse en el globo.

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En esta ocasión dejo a ustedes dos componentes del trabajo realizado por CRASS, los que a mi parecer fueron los únicos Punks realmente letrados. 

• Penis Envy: Traducido literalmente como Envidia del Pene, es  el tercer disco de CRASS y el primero en el cual hacen una mofa sistemática hacia la teorías psicoanalíticas, de carácter freudiano, versantes en torno a la supuesta envidia que posee la mujer hacia el órgano sexual masculino para justificar la represión que socialmente se ha establecido como el lineamiento para los parámetros de conducta de una sociedad políticamente sojuzgada. Penis Envi es el primer disco de Punk feminista en la historia, un documento imprescriptible. 

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• Semi Detached es un documento visual sugestivo que nunca he podido ver atentamente de principio a fin. Es demasiado para mí, desmedidamente muestra la genuina agresividad expresada en decisiones políticas, y no dejo de razonar cuánta realidad cruenta puede tolerar una mente antes de perder su estado natural, sano.  El concepto del film, aun cuando parecería soez para el ojo de bajo criterio, es complejo: Una pantalla de televisión muestra cientos de imágenes publicadas por los medios masivos de comunicación, todos ellos de carácter informativo, que aparecen neciamente al momento en que un holocaustico ruido, canto y sonido ambiental militariza nuestra irreal zona de confort. El vídeo fue realizado con fragmentos de imágenes y films que CRASS usó durante sus conciertos realizados en el transcurso de 1978-1984, y vio  la luz en la década de los 90. 

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